viernes, 18 de enero de 2013

Teoría Lorca



La poesía española en el siglo XX: 1.1. La renovación de la lírica en el fin de siglo: Rubén Darío, Antonio Machado. 1.2. La poesía entre el modernismo y la vanguardia: Juan Ramón Jiménez. 1.3. Las vanguardias en España. 1.4. Los poetas de la generación del 27: entre la tradición y la vanguardia. 1.5. La poesía de Federico García Lorca: Poética. Evolución (del Libro de poemas a los Sonetos del amor oscuro).
El Romancero gitano: los personajes, el espacio, los símbolos, la métrica, el estilo.

1.1. La renovación de la lírica en el fin de siglo: Rubén Darío, Antonio Machado
La crisis social, política y cultural que afecta al último tercio del siglo XIX halla también su reflejo en la poesía con una renovación de la lírica, que en España tendrá su máximo exponente en el Modernismo y en dos poetas que se inician en esta estética, pero que terminan encontrando una voz personal: Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado.
Los antecedentes literarios del Modernismo hay que buscarlos en el  Parnasianismo, que aspira a  la belleza pura, y el Simbolismo, que se basa en que  sólo el símbolo es capaz de transmitir los estados de ánimo. El Modernismo aparece en Hispanoamérica y su figura más destacada es Rubén Darío. En España también se entiende como una reacción a los patrones de vida burguesa y también será una actitud vital más que un movimiento literario.
Sus características más notables son: la intimidad del poeta sirve como punto de partida para la creación; una desazón romántica, la melancolía y la angustia son los sentimientos centrales de su poesía; esteticismo, el fin del arte es la búsqueda de la belleza absoluta; escapismo, en el espacio –gusto por los países lejanos y exóticos- o en el tiempo; cosmopolitismo, etc. Supone también el Modernismo una renovación estilística y métrica.
Rubén Darío. Es el poeta más importante del movimiento y evoluciona desde un modernismo absoluto, con una gran influencia del Parnasianismo, hasta un compromiso con el ser humano que le lleva a afirmar que, aunque él es un poeta hermético, culto y de minorías, busca a la mayoría en su tramo final. El otro pilar de su poesía es el amor, pero no un amor concreto y definido hacia una mujer, sino a la mujer como símbolo. Hay una búsqueda de lo amoroso más que del amor, por eso sus versos están salpicados de un erotismo carnal. Sus libros son: Azul, Prosas profanas, plenamente modernista y Cantos de vida y esperanza, en que la preocupación por el hombre alcanza mayor dimensión.
Antonio Machado. Su obra poética se inicia dentro de un modernismo intimista, lejos del mundo colorista y exótico de Darío, y que debe mucho al Simbolismo, y evoluciona hacia actitudes más realistas que culminarán en un compromiso consigo mismo y con la sociedad.
Para Machado la poesía debe dar testimonio del paso del hombre por la porción de vida que a cada uno le toca vivir, pero también de los otros que lo rodean, concepto de “otredad”. Sus temas son el tiempo, el recuerdo y el sueño, la autobiografía, el amor, la muerte, Dios y España.
El conjunto de su obra es breve. Se abre con Soledades que se ampliará con nuevos poemas en Soledades, galerías y otros poemas. Es éste el poemario donde mejor se trasluce la vena modernista-intimista. La aportación más importante es el símbolo –el agua, el sueño, la fuente…- para comunicar el proceso de búsqueda de sí mismo y la permanente reflexión que realiza sobre el tiempo, la vida o la muerte. La melancolía que impregna la obra y un diálogo que el poeta mantiene con elementos personificados –las estaciones, la noche- son también elementos distintivos.
            Campos de Castilla. La evolución más importante que se produce con respecto a su poemario anterior es un mayor empleo de la referencialidad para designar de un modo más directo la realidad que nombra, es decir, el menor uso del símbolo. Es un poemario heterogéneo que comprende desde poemas muy intimistas dedicados a Leonor hasta un romance narrativo “La leyenda de Alvargonzález”. Dos aportaciones pueden señalarse como novedosas: el compromiso del poeta con las ideas regeneracionistas y una descripción apasionada de la belleza del paisaje castellano, belleza que contrasta con el carácter pasivo de sus gentes. Dios y el destino del hombre también ocupan un lugar destacado.
            Nuevas canciones, Canciones a Guiomar y Poemas de Guerra, completan su obra.
1.2. La poesía entre el modernismo y la vanguardia: Juan Ramón Jiménez
La renovación poética que trae a finales de siglo el Modernismo abre unos nuevos caminos a la lírica que culminarán con las denominadas Vanguardias. En España, entre los poetas modernistas y las Vanguardias se advierten dos corrientes fundamentales, los llamados “posmodernistas”, que todavía se mantienen dentro de la línea del movimiento, y la “Generación del 14”, ya un intento de renovación en la que sobresale como un referente clave en la poesía española, Juan Ramón Jiménez. Esta generación entronca con el Novecentismo, un movimiento que apuesta por lo intelectual en contra de lo sentimental. Así pues, eliminan de su poesía cualquier atisbo de romanticismo, de sensibilería y sobre todo se afanan en depurar el lenguaje de todos los adornos que caracterizaban la estética modernista.
En Juan Ramón Jiménez la figura del hombre y la del poeta se confunden. Para él la vida es su poesía y su poesía es su vida. Su tarea poética fue una constante búsqueda de la belleza. Esta actitud provoca que su poesía sea, en general, cerrada, hermética, como él mismo siempre dijo: “A la minoría, siempre”, es decir, una poesía para iniciados. Pero no solo la belleza y su búsqueda está en el centro de su poesía, el ansia de “conocimiento” y el ansia de “eternidad” son el fin sobre el que se manifiesta lo bello. El conocimiento se asocia a la inteligencia (“Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas”), la inteligencia, por influencia del Novecentismo, es el camino que conduce a la verdad. De modo que de la mescolanza entre la belleza y la verdad lograda surge la eternidad, entendida esta como posesión de lo “bello” y lo “veraz”. La eternidad para Juan Ramón no tiene un sentido religioso, la eternidad es el modo de poder superar la fugacidad de las cosas y mantenerlas en uno mismo para siempre. Tampoco es religioso el dios de Juan Ramón. Su concepción de la divinidad es panteísta, Dios es la naturaleza, la Belleza e, incluso, la capacidad de creación.
En su trayectoria poética se distinguen tres fases: Primera época o época sensitiva (1898 – 1915); Segunda época o época intelectual (1916 – 1936); Tercera época o época verdadera (1937 – 1958).
Juan Ramón se inicia como poeta dentro del ámbito del Modernismo. Sus primeros poemarios son de corte esteticista y decadentista. Los temas serán la nostalgia, la persecución de lo misterioso, los mundos imposibles y la presencia obsesiva de la muerte. Son poemarios de esta etapa Arias tristes y Jardines lejanos.
La segunda etapa se abre con Diario de un poeta recién casado (1916), en el que el mar y su viaje a Nueva York para casarse con Zenobia son el eje del libro. Con este poemario entra de lleno en la “poesía desnuda”, pues han desaparecido totalmente el léxico modernista, la adjetivación sensorial, los efectos sonoros. Lo anecdótico desaparece para centrarse el poema en lo conceptual, en lo emotivo. Predominan los poemas breves y sin rima, incluso, a veces, el poema en prosa. El otro gran libro de esta etapa es Eternidades (1918).
De la tercera etapa, que corresponde a su exilio, sobresale Animal de fondo (1949), un poemario en que el poeta ahonda más en sí mismo, en que se acentúan y en que sobre todo se intensifica el misticismo, la voluntad de perfección para alcanzar a “dios”, que hay que entender como la conciencia del poeta y del universo. Ese Dios deseado –el Todo, la belleza absoluta- y deseante –la búsqueda de ese todo- que debería ser el título de un libro inconcluso.
 1.3. Las vanguardias en España
5.  Las vanguardias en España. Los poetas de la generación del 27: entre la tradición y la vanguardia. (1,5 puntos)
Pregunta 5. En relación con el tema “Las vanguardias en España. Los poetas de la generación del 27: entre la tradición y la vanguardia”, el alumno deberá referirse a los movimientos de vanguardia y su asimilación en España, destacando los más importantes (el futurismo, el ultraísmo y el creacionismo, el surrealismo). También habrá de escribir sobre la generación poética del 27,  sus nombres fundamentales y sus principales aportaciones a la renovación de la poesía española, sin abandonar por ello la tradición literaria nacional.

El arte de las Vanguardias supone una ruptura total con la estética anterior, sobre todo porque desecha la razón como medio de conocimiento del mundo, por el abandono radical de la mimesis (comprender el arte como una imitación de la realidad) y de  la sentimentalidad como motor de creación artística y por la búsqueda de nuevas fórmulas de expresión. Surgen las Vanguardias durante la guerra europea del 14, crecen al calor de los años de desarrollo económico que siguen y se superan con la crisis de 1929. Las Vanguardias no son un único movimiento, sino que se diferencian diferentes escuelas, genéricamente denominadas como ismos - Futurismo, Cubismo, Dadaísmo... – cuyos rasgos comunes más importantes son:
-la superación de la mímesis como acto creador, es decir, un antirrealismo radical.
-voluntad de ruptura y rechazo absoluto con el arte anterior, lo que se traduce en una búsqueda de la originalidad y novedad explorando caminos inéditos para el arte, es decir, lo señalado como experimentación formal.
-Deshumanización que evita la anécdota, así como todo lo relacionado con lo emocional. El arte de vanguardia es fundamentalmente intelectual.
-Internacionalismo del arte, que huye de lo local para buscar lo universal.
-No se pretende la trascendencia para el arte, es decir, la obra de arte no tiene que ir más allá de sí misma.
Y más específicamente en el terreno literario: el uso de metáforas cuyos términos tienen poca o ninguna relación aparente y una libertad total para romper con los moldes de la lengua.
.           Es relevante señalar que todos estos movimientos parten siempre de un manifiesto con que se dan a conocer y en el que fijan su concepción del arte. Entre los ismos más importantes cabe destacar:        Futurismo. Creado por Marinetti, escritor italiano, niega cualquier forma de arte pasado y presente, y exalta con optimismo la civilización mecánica y las conquistas de la técnica. El Dadaísmo nace de la mano del poeta Tristan Tzara. Tiene en común con otros ismos el afán de ruptura, el gusto por la provocación y el escándalo. Se trata de la rebeldía pura: contra la lógica, contra las convenciones estéticas o sociales, contra el sentido común.
            En España sobresale el Surrealismo, sin duda el movimiento más importante dentro de los ismos tanto por su influencia en el arte como por el número de cultivadores como los campos artísticos que abarcan, desde el cine a la literatura.
Se trata de un cambio radical en la concepción del arte y del trabajo del artista. Propugna la liberación de la razón y la libertad absoluta de creación. En un poema surrealista, se mezclan objetos, conceptos y sentimientos que la razón mantiene separados; asociaciones libres e inesperadas de palabras, metáforas insólitas... Es un lenguaje que no se dirige a nuestra razón, sino que quiere despertar en nosotros sentimientos y reacciones también inconscientes. Buñuel, Dalí son surrealistas, y también el poemario Poeta en Nueva York de García Lorca o Sobre los ángeles de Alberti.
En España, las vanguardias tienen como pionero a Ramón Gómez de la Serna, creador de las greguerías, frases en las que se recoge una metáfora ingeniosa, un pensamiento atrevido que pone en relación realidades aparentemente dispares.
El Creacionismo y el Ultraísmo son “ismos” más entroncados con lo hispánico, pero, en esencia, siguen los mismos postulados rupturistas que el resto de ismos. El Creacionismo, al que se adscriben Vicente Huidobro o Gerardo Diego, considera que el poema es un objeto autónomo, una creación absoluta.
1.4. Los poetas de la generación del 27: entre la tradición y la vanguardia
5) Señale algunas de las características que definen la creación literaria de la Generación del 27.
            Sugerencia de la coordinación:
Como en la pregunta 5 del Repertorio 1, deben admitirse aquí distintos enfoques, que confirmen, en este caso, el conocimiento del alumno sobre la poesía de la llamada Generación del 27 en las distintas fases de su evolución. Tanto sus orígenes becquerianos y modernistas, y su asimilación de las vanguardias europeas y de otras corrientes renovadoras (poesía pura, surrealismo, etc.), como el afortunado injerto o síntesis de estos estímulos renovadores en la tradición poética española. También puede responderse haciendo referencia a la trayectoria y obras de los poetas contemporáneos de García Lorca (Alberti, Cernuda, Aleixandre, etc.).

            Se denomina Generación del 27 a un grupo de poetas que empiezan a publicar hacia 1920 y que comparten unas influencias comunes,  la más sobresaliente es que, a diferencia de otros grupos literarios no reaccionan contra nadie, sino que son capaces de fundir la tradición literaria española con las innovaciones que han traído las nuevas corrientes de Fin de Siglo y las Vanguardias. Sin embargo, no pueden considerarse como un grupo uniforme si se atiende a la evolución literaria que sufren sus miembros, pues esta, a causa de la Guerra Civil, es dispar.
            En la fusión de influencias que es su poesía se advierte:
- los autores clásicos, en general del Siglo de Oro y más en concreto de Góngora. Apreciaban de su poesía el dominio del lenguaje y la capacidad de crear mediante atrevidas metáforas o imágenes;
- autores coetáneos, especialmente de Juan Ramón Jiménez, del que toman su concepción estética de la poesía y la búsqueda de la belleza formal que implica la poesía pura.
- las Vanguardias, especialmente en Alberti y Lorca o en Gerardo Diego que será el máximo exponente del Ultraísmo español. Los movimientos de vanguardia incidirán especialmente en la denominada etapa de rehumanización.
- la tradición popular. También en este caso serán Alberti y Lorca en quienes más penetre la lírica tradicional, tanto de los cancioneros y los romanceros, así como la tradición oral. Ahora bien, la poesía tradicional es para ellos solo un punto de partida que transforman por medio de una reelaboración culta.
            En cuanto a sus etapas, tres son las que habitualmente reconoce la crítica:
-         Etapa de deshumanización, hasta 1927. A pesar de la existencia de tonos becquerianos e incluso posmodernistas en sus inicios, rápidamente se verán influenciados por la tesis de la “deshumanización del arte” de Ortega y Gasset, así como por Juan Ramón y su búsqueda de la belleza absoluta mediante el cultivo de una poesía pura. Esta “deshumanización” no se refiere a la falta de temas humanos en los poemas, sino al tratamiento que se le da al poema, es decir, predomina una poesía intelectual en la que el hermetismo pone freno a la desmesura pasional.
-          Etapa de rehumanización, de 1927 hasta la Guerra Civil. Este proceso de rehumanización se liga a las circunstancias socio-políticas de España. La poesía no puede estar al margen de la sociedad y por ello se “humaniza”. Estéticamente se alejan de la poesía pura y del hermetismo que estas conlleva y, a través de la influencia de César Vallejo y Neruda, la realidad histórica entra en el poema. También es decisiva en esta etapa la influencia del Surrealismo. En este periodo el grupo se escinde en dos, Guillén y Salinas siguen en la línea de la poesía pura; mientras que Alberti, Lorca o Cernuda entran de lleno en la rehumanización.
-         Etapa de dispersión. La guerra civil marca definitivamente el destino personal y estético del grupo. Alonso, Gerardo Diego y Aleixandre se quedan en España; el resto, salvo García Lorca que ha sido fusilado por las tropas sublevadas, parte hacia el exilio. Los que se quedan en España ejercerán un poderoso magisterio sobre los jóvenes poetas, especialmente de dos poemarios que se publican en la década de los cuarenta: Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del Paraíso de Aleixandre.
Forman el grupo original: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Dámaso Alonso y Rafael Alberti. A los que se unen Vicente Aleixandre y Luis Cernuda. [De todos ellos solo comentaremos la figura de Alberti pues pasa por todas las etapas mencionadas.
En la poesía de Alberti se descubren dos grandes etapas: su vida en España hasta 1939 y el exilio, exilio del que regresará a la muerte de Franco. Su poesía del exilio, que no alcanza la calidad literaria de su primera época, es más uniforme y se centra en la nostalgia por la tierra perdida. Sus poemas evocan la vida perdida, los amigos, el paisaje… Durante la guerra escribe poesía combativa, una poesía que se implica políticamente con la causa que defiende, y que seguirá cultivando en el exilio
De su etapa hasta la guerra civil pueden advertirse dos corrientes, una neopopularista y otra surrealista. La vena neopopularista se caracteriza porque parte de los metros tradicionales, del empleo de un verso corto y rápido pero construyendo el poema con esas metáforas de interpretación personal que son el signo de la modernidad vanguardista. El mejor poemario de esta etapa es Marinero en tierra (1925), en el que el poeta evoca con el mar un paraíso perdido. Su etapa surrealista se caracteriza por la influencia de Góngora de quien toma ese rico mundo de imágenes, pero transformándolas con la realidad del mundo que le ha tocado vivir. Los metros son cultos, abundan las imágenes y las metáforas subjetivas, es, pues, una poesía hermética. Sobre los ángeles (1929) es la obra más importante de esta etapa.]
1.5. La poesía de Federico García Lorca: Poética. Evolución (del Libro…)
5. Sintetice brevemente la evolución de la poesía de Federico García Lorca.
            Sugerencia de la coordinación:
Como la pregunta 5 del Repertorio 1, deben admitirse distintos enfoques que, pese a su distinto grado de profundidad, confirmen el grado de conocimiento de la poesía lorquiana. Así, puede resolverse atendiendo a la evolución cronológica —desde los registros primerizos, modernistas y becquerianos de Impresiones y paisajes y Libro de poemas; el sustrato simbolista y neopopularista de Poema del cante jondo, Primeras canciones, Canciones y Romancero gitano—; la reacción emocional que le produjo la visita a la ciudad de los rascacielos, plasmada en los versos surrealistas y expresionistas de Poeta en Nueva York; la variada y menos copiosa producción anterior, de un Lorca volcado a la escritura teatral, entre la que destacan entre otros poemas conocidos como Sonetos del amor oscuro. Deben valorarse también respuestas que profundicen en una de estas fases de su producción; en la versión personal con que lleva a la práctica aspectos generacionales comunes; en la coherencia de los temas y/o de la simbología; en una visión biobibliográfica razonablemente ordenada, etc.

            Dos son las características principales de la poética Lorca. De un lado, un profundo sentimiento de frustración, tanto íntima como social, que es el tema central de toda su obra; de otro, estar enclavado entre la tradición y la vanguardia.
La tradición se manifiesta en la herencia que la poesía española, tanto la popular como la culta dejan en su obra. Lo popular se advierte en las formas, como el uso del romance o las canciones. La vanguardia se manifiesta en su adscripción a la estética surrealista. Como punto de unión entre estas dos tendencias aparece la figura de Góngora, de quien hereda la creación de imágenes audaces y de metáforas muy personales.
            El destino trágico, derivado del sentimiento de frustración, se liga con la personalidad de Lorca hombre. El poeta se debate entre el vitalismo y la frustración social de su condición homosexual. Este tema central se ramifica en distintos subtemas:
-         El amor, entendido este como pasión erótica, como fuerza arrolladora que llena de energía al individuo –vitalismo-, o como frustración derivada de no poder gozar en plenitud aquello que se desea.
-         La muerte, concebida como destino trágico del hombre, como consecuencia del fracaso amoroso o la violencia.
Son rasgos constantes en la poética de Lorca: una abundancia de metáforas, imágenes visionarias y personificaciones con las que trata de describir un mundo eminentemente sensorial, un uso de abundantes símbolos que no siempre responden a un concepto unívoco, y la musicalidad, derivada de una perfecta métrica, que se desprende de su verso.
            Tras su primer libro en prosa poética, Impresiones y paisajes, podemos dividir la obra de Lorca en dos grandes periodos: poesía neopopular, hasta 1928, y poesía de influjo surrealista, desde 1928 hasta 1936.
La primera etapa se abre con El libro de poemas, un poemario de iniciación en el que se advierten influencias becquerianas y modernistas, incluso de Machado y Juan Ramón. Entre 1921 y 1924 compone tres nuevos poemarios: Canciones, Poema del Cante Jondo y Suites. Estas obras, junto con el Romancero gitano (1928), como poesía popular que son, funden motivos y formas propias del cante andaluz con otras más generales como el romance. En la expresión mezclan también lo popular con esas metáforas visionarias y subjetivas que denotan el influjo de las vanguardias. Es decir, estos libros, aunque en contacto con el ultraísmo y la poesía pura, tienen un fuerte sabor andaluz y una clara influencia de la lírica tradicional.
Canciones es un libro heterogéneo cuya mayor influencia hay que buscarla en la poesía pura y en el vanguardismo. Poema del Cante Jondo desarrolla en sus versos el sentir doloroso del pueblo andaluz. El dolor y la muerte son los temas principales y el lenguaje responde al neopopularismo, es decir, se mezcla la tradición con la vanguardia.
Romancero gitano conjuga lo neopopular, temas, métrica y personajes, con la innovación, hermetismo y personalísimas metáforas e imágenes. La pena, una honda pena por vivir, es el motivo central del libro.
Su segunda época está marcada por el Surrealismo y comprende las siguientes obras: Poeta en Nueva York y Diván de Tamarit, al pueden añadirse los Sonetos del amor oscuro.
Si en la forma Poeta en Nueva York es plenamente surrealista, en lo temático nace del impacto que tiene la ciudad, la gran urbe deshumanizada en la que triunfan el desarraigo, la soledad o la muerte, sobre el poeta. El poemario es un grito de protesta y de rechazo contra ese mundo, pero también una visión apocalíptica de esa sociedad urbana en contraposición con la sociedad española de su tiempo. En esa sociedad solo los negros, que representan a los marginados, merecen la solidaridad del poeta. Con el surrealismo, con un verso libre y largo lleno de fragmentaciones, con imágenes y metáforas personales y muchas veces ilógicas trata de expresar el caos, la angustia y la brutalidad de la ciudad, en suma, representa con un tono profético e indignado la irracionalidad de una sociedad asentada sobre el absurdo.
Diván de Tamarit está inspirado en poemas amorosos árabes y es el amor el tema fundamental, pero un amor atormentado y doloroso, pero también carnal.
Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías es una elegía dedicada a la muerte de este torero vinculado al grupo del 27. Sonetos del amor oscuro, que aparecieron de manera incompleta en 1941, es una compilación de sonetos cuyo tema es el amor “oscuro”, al amor prohibido y carnal.


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